viernes, octubre 01, 2010

La cohesión monolingüe; Margarit, como ejemplo.


Dejando de lado la polémica suscitada porque Joan Margarit haya aprovechado ser el pregonero de "la Mercè" -que se supone que ha de ser un mensaje compartido por todos los barceloneses- para dar una arenga independentista (del mismo modo podía haber aprovechado para dar un miting defendiendo a su partido político preferido), creo que Margarit ha dicho cosas mucho más graves, que no por que empiecen a ser tan habituales y asumidas, deberíamos pasar por alto.

Margarit ha reincidido en el mensaje de exclusión de intentar crear una única "lengua común" acabando con el bilingüismo, y que convierte a los catalanes castellanoparlantes en "descohesionadores" de la sociedad: «avui l’únic que ens pot unir a tots –vinguem de la llengua que vinguem- és una Catalunya en català.»

La pregunta sería, si esa función no la puede hacer el castellano (es de hecho la lengua que la hace en la realidad, lejos de las fantasías nacionalistas) o si, como debiera, no la hacen ambas lenguas. Por que parece que el bilingüismo social tenga que traer una sociedad descohesionada, cuando la realidad demuestra que no es así, lo vemos día a día.
Y después de todo, si una sociedad cohesionada ha de pasar por la intolerancia lingüística...¿qué forma de cohesión es esa? ¿la de la imposición y el pegamento?. La gracia de la cohesión está precisamente en que se haga desde el respeto mutuo de nuestras diferencias, si estamos cohesionados porque hay un pensamiento único, porque no hay pluralidad, maldita la gracia de la cohesión.

No deja de ser curioso que quien opte por esa "cohesión monolingüe" luego refiera peyorativamente a «aquella Espanya de las “unidades de destino”, de la “irrenunciable unidad de la patria”. ¿Es mejor una "unitat de destí" o la "irrenunciable cohesió de la Nació"?

El lunes continúo con otro momento de su discurso, como veremos, "patético".

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