viernes, febrero 18, 2011

La nueva diglosia empieza en el patio de la escuela.

Que a niños de apenas 5 años, ya sometidos a una inmersión escolar en una lengua que les es ajena, que no es la que tienen en su entorno de confianza, se les marque porque en el recreo hacen algo tan horrendo como usar su propia lengua puede ser para algunos anédoctico. Así lo parece para nuestros muy-catalanes medios de comunicación que no se han hecho eco de la noticia.

La excusa que algunos pueden inventar es que “la noticia es falsa", pero no ha habido ningún desmentido, ni por parte de los responsables de educación ni por parte del propio colegio acusado o de sus trabajadores y docentes. Ni, desde luego, a ningún periodista se le ha ocurrido hacer la más mínima comprobación para desmentirla, por la sencilla razón de que la noticia es, ya para ellos, evidentemente cierta y no hay forma de desmentirla.
La otra excusa, aún peor, puede ser que es un caso aislado (el de ese colegio con esas prácticas, se entiende, no el del niño que no es más que un alumno más con unos padres informados y dispuestos a denunciarlo). La gravedad del asunto no hace de ello una excusa, por tratarse siempre de casos aislados la sección de sociedad o sucesos no debería entonces existir en los diarios.

El problema es que lo que es un “caso aislado" es la torpeza del colegio de dejar pruebas sobre papel de un caso de discriminación. La realidad es que no sabemos cuántos casos de presión real sobre los niños hay para producir esta diglosia. Porque por una parte importante de la sociedad la perspectiva en que lo moral es utilizar en todos los ámbitos el catalán, es algo bueno presionar a los niños para producir la “conversión” de niño castellanoparlante a niño catalanoparlante, pues apunta a un bien superior, el Bien absoluto de la salvación de la lengua (y la Patria) que está por encima de los sacrificios que se pidan por ello. Otra parte de la sociedad ante estos abusos, concede y calla porque, aunque no ve la prioridad del “ideal nacionalista”, le ha sido inculcada la idea de que quien se opone a él es un “facha” y un reaccionario.

El problema es que, al no ser criticable la creación de esta diglosia -inversa a la que fomentaba el franquismo- la presión y creación de dicha diglosia sobre niños en edades tan tempranas es tan sencilla como que un profesor al oír al niño en el patio hablando, le reprima: “nen, parla en català que som a Catalunya!!”. En la mayoría de los casos una única de esas reprimendas, hecha por la autoridad (ajena al círculo íntimo) del adulto-profesor, a tan tiernas edades, es suficiente para inculcar en el niño un sentimiento de culpa, que provocará la represión de la práctica, al menos mientras piense que la presencia del maestro puede volver a ponerle en evidencia.

http://www.vozbcn.com/2011/02/15/58394/marcados-por-hablar-castellano/
http://politica.e-noticies.es/ciutadans-denuncia-pegatinas-rojas-para-ninos-castellanohablantes-50006.html

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