Es evidente que estoy en las antípodas del pensamiento de Joan Laporta. Incluso hay varias cosas que podría criticar de lo que ayer dijo en los juzgados. Pero no voy a hacerlo, porque creo que sería minimizar lo que pienso decir.
Defiendo completamente el derecho de Laporta a expresarse en la lengua oficial que le venga en gana en un juicio en Cataluña. Y me parece indignante que (podría ser comprensible en unos juzgados pequeños, no en Barcelona) no haya un intérprete disponible para que así pueda hacerlo al momento.
Y, como no voy a entrar en las motivaciones y actitud de Laporta, sí voy a decir que, sean lo mezquinas que sean, con su salida de tono está haciendo un gran bien a la sociedad, no a los Laportas de turno que puedan ir a un juzgado, sino a la gente humilde, que quizás en una circunstancia intimidante como es un juicio, no se atrevan a hacer valer sus derechos más básicos; poder hablar en toda circunstancia su lengua materna.
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