Quizás uno de las principales ventajas con las que juega el independentismo a la hora de promover su "consulta" es la confusión que hay entre el concepto "democracia" y el concepto "sufragio". La mayoría de la población no diferencia ambos conceptos. Y claro, entonces el independentista lo tiene muy fácil para desacreditar a quién se oponga a la consulta llamándolo "anti-demócrata".
La democracia usa las urnas, pero no es las urnas. Y cosas votadas en referéndums pueden ser perfectamente anti-democráticas.
Por eso es muy importante hacer un poco de pedagogía y explicar a la ciudadanía qué es la democracia y por qué no debe confundirse con el sufragio.
Pondré un ejemplo de actualidad para ilustrarlo:
Croacia prohíbe en referéndum las bodas de homosexuales
Lo croatas han decidido en referendo que su Constitución limite el matrimonio a la unión de un hombre y una mujer, según los primeros resultados de la votación. La consulta, tachada de discriminatoria por el colectivo homosexual, ha sido impulsada por una asociación católica que ha reunido 740.000 firmas.
La reforma constitucional que restringe el matrimonio a los heterosexuales salió adelante con un 64,8% de los votos a favor y un 35,5% en contra, según datos oficiales con una cuarta parte de las papeletas escrutadas.
La Comisión Electoral estima que la participación de la población ha sido inferior a un 40%. La legislación actual establece que basta reunir una mayoría simple de votos a favor, independientemente del índice de participación.
¿Es democrática esa decisión croata?
Veámoslo; cogeré como ejemplo la definición de Democracia que da el diccionario de Filosofía dirigido por Jacobo Muñoz (pero sirve cualquier otra):
Se entiende por democracia el régimen político en el que el poder descansa en el pueblo, comprendido como CONJUNTO de individuos libres e iguales. Por su propia naturaleza, el ideal democrático posee una particular conexión con el origen y la práctica de la filosofía, en tanto que hace suyas las premisas de racionalidad, la deliberación y la mediación conceptual, así como el respeto a la dignidad de los individuos.
Por el hecho que en occidente la democracia se ha apoyado fundamentalmente en el sufragio, se ha llegado a confundir con él, y aún peor con la mayoría obtenida tras él (puesto que el sufragio en sí mismo no da un único resultado homogéneo, sino una multiplicidad como mínima binaria).
Que en nuestras democracias, en las que votamos muy frecuentemente, la percepción por parte de quienes ostentan el poder, el pueblo (demos-cracia) sea de que no hay democracia en absoluto o que está mu limitada debería hacernos sospechar de que algo no va bien en esa idea de identidad sufragio=democracia. El surgimiento de un movimiento con un nombre tan significativo como "Democracia REAL" debería habernos puesto aún más sobre la pista.
El problema de la democracia es cómo llevar a la práctica el "poder del pueblo". E históricamente no solo se ha intentado llevar a la práctica mediante sufragio o plebiscito. En la misma cuna de la democracia, Grecia, por ejemplo se hacía uso con frecuencia de la democracia por sorteo. Y hay quien ha defendido que este método en realidad es mucho más democrático que el de la elección, porque no está mediado (lo que hace que al poder lleguen las personas con más medios para expresarse o hacerse votar, por más que en teoría todo el mundo tenga derecho a presentarse). Y realmente cuando uno ve a la "clase política" y luego se va a tomar a un cortado a un bar, se da cuenta de que quien manda poco tiene que ver con "el pueblo" que es quien debería mandar según la propia definición de "demo-cracia".
¿Entonces no hay democracia posible? Pues no, no la hay en sentido puro. La democracia es un tipo-ideal inalcanzable. Aranguren llamaba a ese ideal "democracia como moral" contrapuesta a la democracia formal o realmente existente. Pero eso no le hacía llamar a la democracia formal "antidemocrática". Las democracias materiales existentes son (o deberían ser) intentos de acercarnos a ese tipo-ideal, que para eso sirve, para ser un modelo con el cuál cuestionarnos cuán democrática es nuestra democracia, a sabiendas de que nunca lo será del todo.
La democracia es una cuestión de grado. No es algo que se arregle con un SÍ o un NO, sino que se puede ser más o menos democrático sin dejar de serlo o sin serlo en absoluto.
Habermas ha señalado algunas de las condiciones necesarias para acercarnos a ese ideal (distribución simétrica de la información socialmente relevante, constitución de instancias de formación de una opinión pública políticamente interesada, establecimiento de vías de representatividad, creación de espacios públicos de discusión, separación entre los ámbitos de la justicia y la moral...) y si algo deja claro es que lo que no es democrático es el uso de las instituciones democráticas (y con ellas el sufragio) para alentar o defender INTERESES PARTICULARES convirtiendo a la racionalidad democrática en mera "razón instrumental".
Por eso una votación, aunque sea con una mayoría absolutísima, no es democrática en sí, si no tiene en cuenta las pre-condiciones que la hacen posible.
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