viernes, abril 27, 2007

Anti-Nacionalismo y No-Nacionalismo

Anti-Nacionalismo y No-Nacionalismo en la era PostNacional.(III)


NO_NACIONALISMO

Un No-Nacionalista intenta huir de las ideas y actitudes nacionalistas pero, en principio, no tiene porqué ver mal al nacionalismo en sí de uno u otro color. Es una forma de abstencionismo nacional, de estar y permanecer al margen. Si a caso de no participar si no es para mediar cuando dos nacionalismos opuestos se enfrentan, y tomar partido sólo cuando uno de ellos es ninguneado por el otro.

ANTI-NACIONALISMO

Hay Anti-Nacionalismos de dos tipos:

Uno burdo y obvio, el Anti-Nacionalismo de todo nacionalista (auto-contradicción interna que tiene que llevar todo nacionalista). Este no es que esté en contra del nacionalismo teórico (al contrario , él es un nacionalista) sino que está en contra de que los nacionalistas de otro color lo sean. El nacionalista sólo soporta su propio nacionalismo. Así todo nacionalista es un Anti-nacionalista de este tipo. Pero esto es una forma tautológica de serlo, que se entiende ya de cualquier nacionalista que lo es. De forma que, por carente de utilidad, esta idea de Anti-nacionalismo puede ser obviada.

El sentido que nos interesa aquí es el de Anti-Nacionalista que además es No-Nacionalista. Este abomina de todo nacionalismo, incluso el que sublima a su propia cultura. Es, en contraposición al Nacionalista, el Anti-Nacionalista por excelencia, el que merece este nombre.
Este Anti-Nacionalismo se caracteriza principalmente porque considera a todo nacionalismo como una ideología perniciosa, no se abstiene ni busca la equidistancia como el simple No-Nacionalista, sino que "milita" o toma partido, pues considera que en la base de todo nacionalismo hay un fondo de discriminación injusto.

El Anti-Nacionalismo no tiene porqué tener una idea preconcebida de como se ha de organizar políticamente la sociedad. En este sentido no es político, aunque siempre sea ideológico, sino más que político su ideal es socio-cultural, defiende que lo político tiene que respetar y reconocer, sea desde el ámbito que sea, las diferencias culturales de los individuos (o sus opciones personales) y que lo importante son las personas concretas y no los conceptos abstractos que sirvieron para engañar y sojuzgar, para mantener explotados, a la gente, como son los de "pueblo", "nación", "bandera",etc...

Ante todo cree que la organización del Estado ha de ser culturalmente neutral para con los ciudadanos que lo componen, cuando se da una diversidad socio-cultural, lingüística, religiosa, étnica...

La cohesión de los pueblos no se puede lograr mediante la promoción del odio al "otro", la unión porque tenemos un enemigo común. Como señala Habermas reivindicando el Estado postnacional, los estados se han de cohesionar en torno a la legislación que se dan a sí mismos, una legislación que ha de garantizar la democracia, la libertad y la igualdad de todos los ciudadanos y no entorno a unas características etno-culturales que no todos comparten.

jueves, abril 26, 2007

¿Es posible No ser Nacionalista?

Anti-Nacionalissmo y No-Nacionalismo en la era PostNacional. (I)

Uno de los tópicos que repiten continuamente los nacionalistas (pero siempre sin argumentar) es el de que no se puede ser No-nacionalista. Que un no-nacionalista esconde a un nacionalista de signo opuesto. En realidad es una versión no muy diferente del concepto chantajista "estás conmigo o contra mí".

Parte de la premisa de que todos formamos parte de alguna Cultura y, querámoslo o no, aún sin darnos cuenta, la privilegiamos. Pero de la misma forma se podría afirmar entonces que todos somos racistas, pues todos pertenecemos a una raza concreta y sin quererlo discriminamos a los de otras razas.
Bien es cierto que es imposible, cuando conviven diferentes razas o diferentes sexos, no caer en algún momento en alguna discriminación inconsciente (aunque sea positiva, como cuando se cede el paso a una mujer por el hecho de serlo). La ecuanimidad absoluta es un imposible. Pero la diferencia entre un machista y alguien que no lo es no consiste tanto en que uno en un momento concreto pueda realizar un acto sexista (machista o feminista) sino en que, cuando a alguien que pretende no ser sexista se le hace ver que su actitud en ese caso lo es, se avergüence de ello y procure corregir dicha actitud. (lo mismo vale para el racismo).

El Nacionalismo en principio es una ideología. Se ha de distinguir a quien se auto-proclama nacionalista, que sin complejos obra en consecuencia (como quien se auto-proclama racista) de quien se proclama No-Nacionalista, aunque en un momento dado este último pueda tener, en casos concretos y sin ser consciente de ello, actitudes nacionalistas.

Naturalmente, cuando las actitudes nacionalistas son muy repetidas, habituales, en un individuo concreto y a pesar de ello, si no se reconoce como nacionalista, también puede ser que nos encontremos ante alguien que oculte su condición o ante alguien que se auto-engaña o se confunde.

Es decir, se puede ser nacionalista sin reconocerlo (hasta cierto punto), pero como el machista, no es machista aquel que en un momento dado cometa un acto machista, sino aquel que incluso aceptando que dicha actitud es machista, persiste en ella sin complejos.

Así, de la misma forma que uno puede pertenecer a una raza y no ser racista con el resto, y además encontrar denigrante el racismo, uno puede pertenecer a una cultura y no ser nacionalista, Es decir, ser un NO-NACIONALISTA.

martes, abril 17, 2007

La dualidad lingüística, mediática y política catalana

por Vicenç Navarro





Una constante en la vida política de Cataluña desde que existe democracia en nuestro país ha sido que la población catalana participa en porcentajes menores en las elecciones al Parlament de Catalunya que en las elecciones legislativas a las Cortes españolas. En las últimas elecciones autonómicas catalanas, la abstención alcanzó un 44% del electorado, una de las abstenciones autonómicas más elevadas en España. Según una encuesta sobre Participación Política en Cataluña, publicada recientemente por la Generalitat de Catalunya, esta abstención es particularmente acentuada entre aquellos sectores de las clases populares que utilizan preferentemente el idioma castellano, y entre los jóvenes. La mayoría son personas de clase trabajadora que tienen ingresos mensuales familiares netos inferiores a 2.000 euros al mes.

La mayoría de los análisis que se han hecho para explicar esta abstención electoral diferencial (de menor participación en las autonómicas que en las legislativas españolas) se han centrado en el estudio de las características de los abstencionistas lo cual es necesario pero insuficiente puesto que esta abstención autonómica es el síntoma de un problema más profundo que suele ignorarse en aquellos estudios y en los medios de información, a saber, la existencia en Cataluña de una polarización lingüística cultural y social. En general, la vida política en Cataluña (tanto su temática, y narrativa como su lenguaje) se ha centrado en la cultura de habla catalana, tomando como medios prefenciales de su debate político televisivo y radiofónico (la televisión y la radio son las fuentes más importantes de información para la población) los medios públicos de la Generalitat de Catalunya, a saber TV3 y Catalunya Radio. Ambas utilizan casi exclusivamente el catalán y hasta hace poco en su cultura temática predominaba (y, con notables excepciones, continua todavía predominando) una cultura identitaria y nacionalista. Es en tales medios donde los grandes debates políticos del establishment político-mediático de Cataluña tienen lugar y donde se da mayor visibilidad a la campaña electoral autonómica.

Aunque tales medios son los medios que dan mayor atención a la política catalana, su concepción de la política reduce esta al politiqueo –al dime y direte de los líderes políticos- con escasa atención a las propuestas programáticas de los partidos políticos excepto en los temas identitarios, dando poca visibilidad a los temas de la vida cotidiana de las clases populares. Ello da pie a una falsa uniformidad programática en que las diferencias entre los líderes políticos se atribuyen a características personales. Ello explica que incluso los programas de humor y sátira (como Polònia) se centren en estos líderes políticos, confundiendo la política con lo que dicen los dirigentes políticos. Todo ello contribuye a un descrédito de lo que se ha llamado la clases política, descrédito que queda confirmado por las encuestas que señalan que los partidos políticos están entre las instituciones menos valoradas por la población, descrédito incluso más acentuado entre las clases populares.

Ahora bien, a pesar de la indudable importancia e influencia política de tales medios (que se han convertido en el cuarto poder del Estado en Cataluña, muy poco receptivos a la crítica), tales medios no son utilizados por la mayoría de la población en Cataluña (sólo el 33% de la población recibe la información a través de Catalunya Radio, la supuesta radio nacional catalana) o por un poco más de la mitad de la ciudadanía (TV3 informativos no es seguida por un 45% de la población). La gran mayoría de catalanes de habla castellana no escuchan regularmente tales medios. Esta otra Cataluña de habla castellana ve televisiones, con sede en Madrid, cuya temática no se centra en la realidad catalana y que no cubre con detalle la situación política en Cataluña. Este sector de la población conoce la información sobre Cataluña a partir de medios de habla castellana centrados en Madrid y que dan una visión de Cataluña desde la perspectiva del resto de España. En estas televisiones y en estas radios, la realidad catalana es poco conocida, cuando no sesgada. La visibilidad de la política catalana en tales medios es, además de escasa, españolizada. Los temas de la cotidianidad ciudadana apenas aparecen en tales medios. Viendo tales televisiones no es de extrañar que grandes sectores populares ignoren incluso que la sanidad (entre otros servicios públicos) esté gestionada desde Cataluña. Su reportaje político aduce de las mismas (cuando no mayores) deficiencias que TV3 y Catalunya Radio. La ausencia de un canal televisivo basado en Cataluña de habla castellana o bilingüe refuerza esta situación.

De esta lectura se deriva el acierto de la propuesta que se hizo en su momento de que se hicieran debates electorales en las elecciones autonómicas en catalán y en castellano. En realidad, según el Barómetro de Opinión Política de la Generalitat de Catalunya, la mayoría de votantes socialistas no ven TV3 ni escuchan Catalunya Radio. Los votantes del partido nacionalista CIU están entre los que siguen TV3 y Catalunya Radio con mayor asiduidad.

Las izquierdas debieran presionar para que tales medios públicos fueran auténticamente plurales, expresando las diversas sensibilidades existentes en la población (tratando los temas que afectan e importan más a las clases populares), puesto que la situación actual que favorece esta polarización lingüística, cultural y mediática les está perjudicando electoralmente. Son las izquierdas las más afectadas por la abstención en las elecciones autonómicas. La falta de medios televisivos y radiofónicos en Cataluña que sean bilingües, el excesivo énfasis identitario en los medios informativos públicos de la Generalitat y la falta de bilingüismo en los medios televisivos y radiofónicos españoles (con un uniformismo centralista) reproduce la polarización lingüística y cultural en Catalunya, la cual favorece no sólo la abstención de las clases populares en las elecciones autonómicas (abstención favorecida por muchos años por el partido nacionalista gobernante) sino también estimula el establecimiento de posturas anticatalanas, como está ocurriendo con el PP (la emisora ultraderechista COPE es la más escuchada por los votantes del PP) y la aparición de nuevos partidos que intentan utilizar en beneficio propio tal polarización cultural.