domingo, marzo 06, 2016

Vindicación del apelativo "charnego" como identidad lingüístico-cultural

El nacionalismo quiere hacer desaparecer la palabra "charnego" porque evidencia el carácter típicamente etnicista de su ideología. Pero en realidad la sustituyen por otras de iguales connotaciones como son "colono", "inmigrante", "español" o "no-integrado", pero que tienen la ventaja de que NO otorgan "identidad" o al menos no una "identidad" con un valor intrínseco, sino al contrario, como una identidad a medio hacer (ver lo que decía Pujol sobre los "inmigrantes" en su juventud, es lo mismo, pero sin explicitación) una identidad perniciosa que se realizará como auténtica identidad sólo cuando deje de existir, cuando se pase de "inmigrante no integrado" a "català".

Así, "charnego" define una identidad, una forma de ser catalán, que el nacionalismo quiere que desaparezca, sobre la que pretende una "asimilación". La reacción en el pasado ante esta realidad identitario-cultural era el insulto (xarnego!) pero se han dado cuenta de que es más rentable el silencio hacer ver que no existe esa forma de ser catalán, para así ir asimilándola hasta su extinción.

Es por ello que yo reclamo la recuperación de la palabra "charnego", para devolvérsela al nacionalismo como un boomerang, invirtiendo su connotación de insulto a algo de lo que sentirse orgulloso, y ya así, visibilizar una identidad valiosa por sí misma: Soy charnego y estoy orgulloso  de serlo y de seguir siéndolo y me refiero a la acepción de "charnego" que más odia el nacionalismo y provocaba su insulto; la de una condición cultural y lingüística. Y no quiero que los charnegos entendidos de ese modo (como "forma de ser" e identidad cultural) desaparezcamos de Cataluña. "Charnegos" esa forma que toma la cultura en castellano con su propia identidad y especificidad en Cataluña y en ningún otro lugar.