Las declaraciones son de Anna Hernández, la mujer de Montilla (en la reciente biografía sobre el President, "Descubriendo a Montilla") y no tienen desperdicio;
“Muchos padres están de paso y, como regresarán a Alemania, los niños no reciben clases de catalán. Los otros [los catalanes], una hora a la semana. Mis hijos saben catalán perfectamente, a pesar de que escribiendo hacen muchas faltas de ortografía. Dan poco catalán, ésta es la verdad, una hora a la semana es poquísimo. Pero bueno, ya lo supliré yo más adelante. Prefiero que sepan alemán“.
Realmente increíble.
La inmersión obligatoria, se le busque la justificación ridícula que se le busque, es lo que es. Y esto sólo hace que quede más patente lo que ya era evidente para el mínimamente informado: Ingeniería social. Una forma de desterrar para siempre las identidades que no son la uniforme con la que que sueña el catalanismo. Una forma de acabar (de "normalizar" lo llaman) con la peculiaridad de la Catalunya actual; el bilingüismo social.
“Muchos padres están de paso y, como regresarán a Alemania, los niños no reciben clases de catalán. Los otros [los catalanes], una hora a la semana. Mis hijos saben catalán perfectamente, a pesar de que escribiendo hacen muchas faltas de ortografía. Dan poco catalán, ésta es la verdad, una hora a la semana es poquísimo. Pero bueno, ya lo supliré yo más adelante. Prefiero que sepan alemán“.
Realmente increíble.
La inmersión obligatoria, se le busque la justificación ridícula que se le busque, es lo que es. Y esto sólo hace que quede más patente lo que ya era evidente para el mínimamente informado: Ingeniería social. Una forma de desterrar para siempre las identidades que no son la uniforme con la que que sueña el catalanismo. Una forma de acabar (de "normalizar" lo llaman) con la peculiaridad de la Catalunya actual; el bilingüismo social.
La noticia: El Mundo · Vozbcn · La Razón