jueves, mayo 17, 2007

Mi pareja es castellanoparlante, pero no es mala persona.

L'Oracle (Catalunya Radio) de ayer. Invitan a dos inmigrantes "buenos", de esos que hablan català.

Comentario típico de uno de los tertulianos: "Se dará el caso de que habrá inmigrantes recién llegados que hablen catalán mientras los nietos de los inmigrantes españoles seguirán hablando en castellano" (se dará? ¿a caso no hay ya hoy nietos y biznietos de inmigrantes castellanoparlantes?).

Esta gente nunca entenderá que hablamos castellano porque es nuestra cultura, y que no queremos dejar de hacerlo. Que ellos nacieron en un país que ya era así. No entenderán que la "normalitat" de Catalunya es esa, ser un país bilingüe.

La presión del nacionalismo catalán es tal que una invitada inmigrante dice:

"Bé, la meva parella es castellanoparlant, pero no es dolent"

Es increíble...
...seguidamente intenta justificarle.:

"... bé, als fills ja els hi parla en català"
....un pecador pero al menos intenta redimirse..

lunes, mayo 14, 2007

Maragall viajando hacia la derecha

Que el nacionalismo, que pone el acento en la conservación de las tradiciones y las esencias , es una ideología conservadora no debería extrañar a nadie.
Tampoco es extraño , así, que con el tiempo empuje a sus seguidores, a los nacionalistas, a ser coherentes y caminar cada vez más hacia un pensamiento conservador en el resto de aspectos de la vida. Es lógico, todos los aspectos de la vida están enlazados.
Así es normal que Pascual Maragall, en su devenir ideológico, cada vez más nacionalista haya hecho, en paralelo, un viaje hacia la derecha que cada día se hace más evidente. Liberado, por fin, del partido socialista, ahora empieza a tener menos motivos para esconderlo.

La idea de Maragall es con su giro a la derecha es fundar una especie de Partido Demócrata americano a la europea.
Para Maragall el modelo ideal a copiar es el bipartidista americano, que a parte de romper con la posibilidad de representar la pluralidad social y de excluir la existencia de un auténtico partido de izquierdas , está aún más alejado de la sociedad como muy bien señala Albert Balada (PSC):
"en las primarias locales americanas, de donde salen los delegados que luego van al congreso del Partido Demócrata para escoger a los candidatos, no votan todos los ciudadanos, sino sólo una elite movilizada (...)El invento vendría a ser como si, por ejemplo, las asociaciones de vecinos de Lleida -que también son una elite movilizada pero no representativa- votasen para elegir a dos alcaldables que serían las únicas opciones entre que los leridanos podrían escoger".
Según Balada: "Maragall tiene problemas con el PSC no porque sea más progresista o más nacionalista, sino porque pretende adelantarlo por la derecha”

Algún día alguien tendría que publicar la historia oculta del Psc, como un partido en el que fueron a converger trabajadores y militantes de diferentes sensibilidades izquierdistas es controlado por unas élites pertenecientes a diferentes familias burguesas catalanas, con una mentalidad progresista en principio, pero a los que la edad y el tiempo a ido llevando a una visión del mundo mucho más conservadora y acorde con su estatus socio-economico.

lunes, mayo 07, 2007

La Lengua Vehicular como factor de exclusión cultural

El argumento que a veces se da para justificar que hay suficiente castellano en la escuela con dar la asignatura de Lengua Castellana es que lo niños catalano-parlantes que han recibido enseñanza sólo en catalán saben, de todas formas, hablar en castellano (pues lo aprenden en la calle y en la televisión).
Y es cierto.

Pero también es cierto que muchísimos castellano-parlantes o incluso extranjeros, hablan catalán sin haber dado nunca ni una sola clase en esta lengua.
De hecho no conozco
a nadie que lleve viviendo en Catalunya unos meses que no entienda perfectamente el catalán.

Lo que se olvida es que la lengua vehicular en la educación no es el idioma que los alumnos deben aprender a hablar porque no saben, sino al revés, el idioma que hablan, el que tienen como propio. Si no fuese así sería absurdo que en Alemania el idioma vehicular fuese el alemán y en Francia el francés cuando precisamente son esos idiomas los que esos niños
ya saben hablar.

Todo lo contrario, el idioma vehicular tiene la función de que el niño se sienta identificado con su colegio, de no sentirse extranjero, de reconocerse en las instituciones que le son propias. Por eso , si aceptamos que Catalunya es un país bilingüe, necesitamos una educación bilingüe, que haga conocer a los niños la realidad plural del país, la importancia de
ambos idiomas y consiga educarlos en la tolerancia y el respeto mutuo aceptando su diversidad cultural.

Entender la lengua vehicular de la educación como se entienden las asignaturas de “idiomas”, es decir, la enseñanza de una lengua a hablantes de otra que la desconocen, no sólo es absurdo, es además inútil cuando de lo que se trata es de que los niños , como si de productos manufactorados se tratase, salgan de esas “factorías” hablando esa lengua vehicular como autómatas. La prueba está en los hechos, las quejas, hoy día continuas, de que niños que han sido sometidos a la inmersión total, hablan en el “patio” sólo en castellano.

Se da el paradójico caso de que muchos castellano-parlantes e incluso inmigrantes extranjeros, que nunca recibieron enseñanza en catalán, lo hablan habitualmente mientras que niños que han sido víctimas de la inmersión no dicen, no dirán nunca una sóla frase en catalán. El motivo es claro, la lengua es un signo de
identidad individual. No es que no sepan, es que no quieren.

El problema hoy en Catalunya no está en que falte enseñanza en catalán. Todos los catalanes lo entendemos, igual que todos entendemos el castellano.
El problema está en que las instituciones no se han concienciado de que Catalunya se compone de dos culturas, hermanas, pero dos culturas. Y que ambas necesitan el mismo reconocimiento.
Lo que el colegio debe de fomentar, si no quiere acabar enturbiando nuestra sociedad es, lejos de fomentar una inmersión que genera rechazo de una lengua por parte de niños que sienten que se les impone, que considera “la lengua de las obligaciones” frente a la lengua del ocio y la familia, es fomentar la tolerancia y la comprensión de la diversidad, la aceptación de las elecciones libres del otro, de la libertad del otro, como primer paso para que el Otro nos comprenda mejor.