El viejo españolismo que ignoraba la pluralidad de España fue una gran fábrica de nacionalistas periféricos.
Hoy día el resurgir de los nacionalismos periféricos está haciendo aparecer un renovado nacionalismo español, que aunque nunca llegó a desaparecer, a partir de la Transición estaba acomplejado y “arrugado”.
Contraponer -al ataque que significa contra la identidad individual- un nacionalismo de signo inverso, es reafirmar la injusticia.
No es necesario un nacionalismo para defender la propia identidad, sólo es necesario reclamar justicia e igualdad.
Responder al nacionalismo con más nacionalismo es entrar en un bucle sin fin, del que no saldremos nunca.
Ante el nacionalismo, cualquier nacionalismo, la mejor respuesta es el ANTI-NACIONALISMO
Hoy día el resurgir de los nacionalismos periféricos está haciendo aparecer un renovado nacionalismo español, que aunque nunca llegó a desaparecer, a partir de la Transición estaba acomplejado y “arrugado”.
Contraponer -al ataque que significa contra la identidad individual- un nacionalismo de signo inverso, es reafirmar la injusticia.
No es necesario un nacionalismo para defender la propia identidad, sólo es necesario reclamar justicia e igualdad.
Responder al nacionalismo con más nacionalismo es entrar en un bucle sin fin, del que no saldremos nunca.
Ante el nacionalismo, cualquier nacionalismo, la mejor respuesta es el ANTI-NACIONALISMO
1 comentario:
Es terrible que el no ser nacionalista español, como es mi caso , parezca que deba dar alas a un nacionalismo periférico que de propiamente absurdo se cae por su propio peso. (La sarta de partidos de las selecciones contra selecciones africanas contratadas ex profeso lo indica).
Los nacionalismos periféricos han creído y creado un nuevo dios-nación en el tiempo en el que el concepto de estado-nación se viene abajo.
Por otro lado el negar los nacionalismos, casi siempre delincuentes y muchas veces criminales y asesinos, parece que deba echarnos, a su vez, en otro nacionalismo "el nuestro". Niego esa mayor que es menor.
No soy nacionalista y eso me lleva a denostar el que emplea la bandera de España para defender algunos postulados muy de la primera mitad del siglo pasado. No soy nacionalista y con ello no puedo amparar que lo que es defensa de la cultura, el lenguaje y la idiosincrasia se convierta en una ensalada de exclusivismo, exclusión y tontería superflua en manos de nacionalistas en busca de prebendas y poltronas.
Señores políticos, tenemos muchos problemas que casi nunca tienen que ver con banderas e himnos. Cíñanse primero a esos y luego Dios dirá.
Enhorabuena por el artículo y el blog. Saludos.
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