DESTINO: CATALUNYA MONOLINGÜE. (I)
Puede parecer una anécdota más, pero en absoluto lo es. Aún es pronto para darnos cuenta de las implicaciones, de lo que hay detrás, de esta campaña que quiere lanzar Carod-Rovira para que los catalano-parlantes hablen siempre en catalán a los castellano-parlantes. Hace tiempo que quiero dedicar unas cuantas entradas al tema, pero el tiempo me lo ha impedido, y simplemente apunto ahora, que esta campaña es noticia, alguna cosa que espero poder desarrollar cuando mis ocupaciones me lo permitan.
Carod-Rovira es con diferencia el político que más se ha dedicado a pensar sobre la cuestión sociolingüística de Catalunya. Y comprende bien como están las cosas y que es lo que se juega. Por ello esto en él no es algo puntual. Y que le ha dado muchas vueltas y conoce las implicaciones quedó descubierto a raíz de unas declaraciones en las que afirmaba que los catalanes no eramos "ni castellanoparlantes ni catalanoparlantes". Intentaba entonces transmitir algo a la población, aunque enseguida debió darse cuenta que esa no era la manera eficaz de hacerlo, y que podía incluso ser contraproducente. Podía dejar demasiado en claro a los castellano-parlantes el factor "identitario" que se necesita disimular.
La cuestión, digo, es demasiado vital, porque afecta a la auto-percepción que tenemos los catalanes de la situación y la legitimidad. Acelera un proceso de diglosia ya imparable, elude tratar a la sociedad desde la neutralidad(esto no es nuevo) y, sobretodo, afecta a la convivencia. No para hoy ni mañana, pero para dentro de muy poco tiempo. Ataca la raíz misma de la "cohesión" palabra con la que se llenan tanto la boca.
Y es que aquí, como en todas partes, nos alimentamos de argumentos que se van dejando en aire y se van repitiendo. Muchos nutren a una de las partes (de cualquier discusión, incluso de las más triviales) y algunos contaminan a la práctica totalidad, acríticamente, y pasan por verdades. Verdades además mal comprendidas. Y uno de estos "mantras" repetidos es que la "convivencia" social en Catalunya es ejemplar y que el problema está sólo entre políticos (que por supuesto).
Nos engañamos. No hay enfrentamientos convivenciales, cierto, pero la convivencia se mantiene por el silencio, por una "epojé" colectiva e individual (exceptuando a los sectores más politizados), cuando no por una tolerancia negativa, que es más un transigir paciente pero forzado, que no por una verdadera comprensión y aceptación de las libertades y derechos mutuos.
La situación es insana, y cuando las circunstancias acaben por ser demasiado tensas, acabarán por estallar. Y los políticos y los comunicadores son los máximos responsables, aunque en su mayoría (no es el caso de Carod) actúen de forma inconsciente victimas de la propia cosmovisión que ellos, o sus predecesores han creado.
Espero poder continuar pronto, y prometo no hacerlo de una forma tan velada.
Puede parecer una anécdota más, pero en absoluto lo es. Aún es pronto para darnos cuenta de las implicaciones, de lo que hay detrás, de esta campaña que quiere lanzar Carod-Rovira para que los catalano-parlantes hablen siempre en catalán a los castellano-parlantes. Hace tiempo que quiero dedicar unas cuantas entradas al tema, pero el tiempo me lo ha impedido, y simplemente apunto ahora, que esta campaña es noticia, alguna cosa que espero poder desarrollar cuando mis ocupaciones me lo permitan.
Carod-Rovira es con diferencia el político que más se ha dedicado a pensar sobre la cuestión sociolingüística de Catalunya. Y comprende bien como están las cosas y que es lo que se juega. Por ello esto en él no es algo puntual. Y que le ha dado muchas vueltas y conoce las implicaciones quedó descubierto a raíz de unas declaraciones en las que afirmaba que los catalanes no eramos "ni castellanoparlantes ni catalanoparlantes". Intentaba entonces transmitir algo a la población, aunque enseguida debió darse cuenta que esa no era la manera eficaz de hacerlo, y que podía incluso ser contraproducente. Podía dejar demasiado en claro a los castellano-parlantes el factor "identitario" que se necesita disimular.
La cuestión, digo, es demasiado vital, porque afecta a la auto-percepción que tenemos los catalanes de la situación y la legitimidad. Acelera un proceso de diglosia ya imparable, elude tratar a la sociedad desde la neutralidad(esto no es nuevo) y, sobretodo, afecta a la convivencia. No para hoy ni mañana, pero para dentro de muy poco tiempo. Ataca la raíz misma de la "cohesión" palabra con la que se llenan tanto la boca.
Y es que aquí, como en todas partes, nos alimentamos de argumentos que se van dejando en aire y se van repitiendo. Muchos nutren a una de las partes (de cualquier discusión, incluso de las más triviales) y algunos contaminan a la práctica totalidad, acríticamente, y pasan por verdades. Verdades además mal comprendidas. Y uno de estos "mantras" repetidos es que la "convivencia" social en Catalunya es ejemplar y que el problema está sólo entre políticos (que por supuesto).
Nos engañamos. No hay enfrentamientos convivenciales, cierto, pero la convivencia se mantiene por el silencio, por una "epojé" colectiva e individual (exceptuando a los sectores más politizados), cuando no por una tolerancia negativa, que es más un transigir paciente pero forzado, que no por una verdadera comprensión y aceptación de las libertades y derechos mutuos.
La situación es insana, y cuando las circunstancias acaben por ser demasiado tensas, acabarán por estallar. Y los políticos y los comunicadores son los máximos responsables, aunque en su mayoría (no es el caso de Carod) actúen de forma inconsciente victimas de la propia cosmovisión que ellos, o sus predecesores han creado.
Espero poder continuar pronto, y prometo no hacerlo de una forma tan velada.
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