Anti-Nacionalismo y No-Nacionalismo en la era PostNacional(II)
Aceptemos por un momento la premisa nacionalista de que no es posible ser "no-nacionalista", que todo "no-nacionalista" esconde de hecho a un nacionalista de distinto signo y que por el hecho de nacer se es de una nación. Y por el hecho de ser de una nación se es nacionalista.
Aplicando esta idea a un país como Catalunya el resultado es sorprendente. Equivale a decir que todos los catalanes somos nacionalistas. Pero es obvio que en Catalunya existen dos, llamémoslo, "sensibilidades nacionales" distintas. Aproximadamente la mitad (tirando a lo bajo) no son nacionalistas catalanes, luego -y siguiendo con nuestra premisa hipotética- son nacionalistas españoles.
Dado que uno no puede evitar, entonces, ser nacionalista (se es se quiera o no) es evidente que no hay una culpabilidad en serlo. El hecho de ser nacionalista no es criticable, ni mucho menos condenable.
La conclusión es que los nacionalistas debieran explicar por qué, estando en un país con dos nacionalismos diferentes, sólo es aceptable uno. El nacionalismo catalán debiera explicar por qué se margina y excluye mediáticamente pero sobretodo en su representatividad política al nacionalismo español. Si de verdad quieren un país democrático, debieran favorecer la expresión de este otro nacionalismo y la creación de partidos políticos cuya ideología fuera directamente nacionalista española.
O eso, o llegar al punto paradójico en que los partidos políticos catalanes debieran, para ser representativos de toda la sociedad catalana, ser nacionalistamente neutrales, es decir No-nacionalistas, y dejar el nacionalismo para los ciudadanos particulares.
Aplicando esta idea a un país como Catalunya el resultado es sorprendente. Equivale a decir que todos los catalanes somos nacionalistas. Pero es obvio que en Catalunya existen dos, llamémoslo, "sensibilidades nacionales" distintas. Aproximadamente la mitad (tirando a lo bajo) no son nacionalistas catalanes, luego -y siguiendo con nuestra premisa hipotética- son nacionalistas españoles.
Dado que uno no puede evitar, entonces, ser nacionalista (se es se quiera o no) es evidente que no hay una culpabilidad en serlo. El hecho de ser nacionalista no es criticable, ni mucho menos condenable.
La conclusión es que los nacionalistas debieran explicar por qué, estando en un país con dos nacionalismos diferentes, sólo es aceptable uno. El nacionalismo catalán debiera explicar por qué se margina y excluye mediáticamente pero sobretodo en su representatividad política al nacionalismo español. Si de verdad quieren un país democrático, debieran favorecer la expresión de este otro nacionalismo y la creación de partidos políticos cuya ideología fuera directamente nacionalista española.
O eso, o llegar al punto paradójico en que los partidos políticos catalanes debieran, para ser representativos de toda la sociedad catalana, ser nacionalistamente neutrales, es decir No-nacionalistas, y dejar el nacionalismo para los ciudadanos particulares.
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