Diré que he nacido en un pequeño país llamado Catalunya.
Para quien no haya tenido la suerte de visitarlo, añadiré que es un país bilingüe, cosa que no quiere decir, como algunos maliciosamente quieren hacer creer, que toda la población sea bilingüe sino que está mayoritariamente compuesta por dos comunidades lingüísticas diferenciadas, con independencia de las diferentes lenguas que pueda conocer cada individuo (hay quien conoce dos, tres, cuatro lo más lenguas, como en cualquier lugar, cada caso es un mundo)
Prosigo explicando que Catalunya ya era bilingüe cuando llegué yo al mundo, cuando nacieron mis padres... Cuando nacieron todos los catalanes que estamos hoy vivos ya era un país bilingüe, aunque en diferentes proporciones (Por ejemplo, durante la Segunda República se calcula que un 30% de la población tenía el castellano como lengua materna).
Con ello quiero subrayar que nadie hoy puede decir que haya conocido una Catalunya diferente en este aspecto. La Catalunya donde nacieron ya era así.
Y sin embargo, hay por aquí algunas gentes (aunque por suerte son minoría) con las que en conversación te pueden decir, (de una forma indirecta a veces, otras veces tienen la cara dura de decírtelo directamente) que hay que “integrarse” al país. Es algo difícil de entender, es como si le dijesen al árbol que se integre al bosque...¡pero si es parte del bosque!.
Lo que entienden estas gentes por “integrarse” es que hables en una de las dos lenguas, el catalán, y dejes el castellano para casa o para los “extranjeros”.
Quiero pedir a estas gentes, catalanes como yo pero que parecen no conocer su país, que se integren. Que hagan turismo por Catalunya pero con los ojos, y los oídos, bien abiertos. Que no se dejen cegar por sus prejuicios, que no crean que sus ensoñaciones son más reales (“más Catalunya”) que la realidad misma.
Si de verdad quieren ser “muy catalanes” deben hacer un esfuerzo de integración y entender que nuestro país es diverso. Que se expresen en catalán, pero que respeten a aquellos otros catalanes que como él desean seguir manteniendo sus señas de identidad intactas, (sean éstas el catalán o el castellano).
Les recordaré, además, que la no aceptación de otras culturas es un síntoma de intolerancia y etnicismo, que se agrava cuando esta discriminación es sobre unos compatriotas con los que se convive en el día a día. Entonces esta no aceptación se convierte en auto-rechazo, porque lo que no se acepta es una parte misma de la cultura catalana.
Háganse un favor, a ustedes y a Catalunya, intégrense en nuestro país.
Gracias.
Para quien no haya tenido la suerte de visitarlo, añadiré que es un país bilingüe, cosa que no quiere decir, como algunos maliciosamente quieren hacer creer, que toda la población sea bilingüe sino que está mayoritariamente compuesta por dos comunidades lingüísticas diferenciadas, con independencia de las diferentes lenguas que pueda conocer cada individuo (hay quien conoce dos, tres, cuatro lo más lenguas, como en cualquier lugar, cada caso es un mundo)
Prosigo explicando que Catalunya ya era bilingüe cuando llegué yo al mundo, cuando nacieron mis padres... Cuando nacieron todos los catalanes que estamos hoy vivos ya era un país bilingüe, aunque en diferentes proporciones (Por ejemplo, durante la Segunda República se calcula que un 30% de la población tenía el castellano como lengua materna).
Con ello quiero subrayar que nadie hoy puede decir que haya conocido una Catalunya diferente en este aspecto. La Catalunya donde nacieron ya era así.
Y sin embargo, hay por aquí algunas gentes (aunque por suerte son minoría) con las que en conversación te pueden decir, (de una forma indirecta a veces, otras veces tienen la cara dura de decírtelo directamente) que hay que “integrarse” al país. Es algo difícil de entender, es como si le dijesen al árbol que se integre al bosque...¡pero si es parte del bosque!.
Lo que entienden estas gentes por “integrarse” es que hables en una de las dos lenguas, el catalán, y dejes el castellano para casa o para los “extranjeros”.
Quiero pedir a estas gentes, catalanes como yo pero que parecen no conocer su país, que se integren. Que hagan turismo por Catalunya pero con los ojos, y los oídos, bien abiertos. Que no se dejen cegar por sus prejuicios, que no crean que sus ensoñaciones son más reales (“más Catalunya”) que la realidad misma.
Si de verdad quieren ser “muy catalanes” deben hacer un esfuerzo de integración y entender que nuestro país es diverso. Que se expresen en catalán, pero que respeten a aquellos otros catalanes que como él desean seguir manteniendo sus señas de identidad intactas, (sean éstas el catalán o el castellano).
Les recordaré, además, que la no aceptación de otras culturas es un síntoma de intolerancia y etnicismo, que se agrava cuando esta discriminación es sobre unos compatriotas con los que se convive en el día a día. Entonces esta no aceptación se convierte en auto-rechazo, porque lo que no se acepta es una parte misma de la cultura catalana.
Háganse un favor, a ustedes y a Catalunya, intégrense en nuestro país.
Gracias.
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