lunes, marzo 05, 2007

De Juana Chaos y aquellos que ponen sus intereses por delante de los del estado de derecho

El terrorista De Juana Chaos fue condenado a 3.000 años de prisión por 25 asesinatos. La condena fue ajustada a derecho. En aplicación del Código Penal del 73 la condena quedó reducida a 18 años. A uno le pueden parecer muchos o pocos, pero la resolución está totalmente ajustada a derecho. Hubo quienes buscaron cualquier resquicio legal para evitar su excarcelación. De Juana fue condenado a 12 años por un delito de amenazas. La sentencia fue ajustada a derecho. El Tribunal Supremo redujo la pena de 12 a 3 años en una decisión totalmente ajustada a derecho. Al haber cumplido ya 2 de estos 3 años, y encontrándose el reo en unas circunstancias en que peligraba su salud, el Gobierno decidió la concesión de prisión atenuada. La concesión está totalmente ajustada a derecho.

Cada una de estas vicisitudes sirvió de pretexto para que desde algunos sectores conservadores de la sociedad se denunciasen diferentes agravios y arbitrariedades de forma explícita o más o menos velada. Y cuando digo “conservadores” me estoy refiriendo tanto a los conservadores tradicionales del nacionalismo español (patriotas si lo prefieren, no estoy capacitado yo para distinciones tan sutiles) como a los conservadores tradicionalistas de los nacionalismos periféricos (y de estos últimos tanto a los que se dicen “de derechas” como a los que se dicen “de izquierdas”).

Los conservadores centralistas jugaban a alabar la independencia judicial cuando la decisión la compartían y cuando ésta tropezaba, a culpar al Gobierno e insinuar la subordinación de éste a la voluntad de Eta. No quedaba claro por qué no se podía entender todo al revés, es decir, por qué no se podían entender las resoluciones contrarias a De Juana como síntoma de independencia judicial y las favorables como subordinación a intereses ocultos.

Los conservadores periféricos interpretaban las resoluciones contrarias a De Juana como expresión del centralismo y la falta de libertades en el Estado español. En las favorables callaban o las declaraban insuficientes, todavía injustas. No queda explicado cómo, en una situación de falta de libertades tan acusada, se puedan dar casos de resoluciones favorables y no sean todas desfavorables.

Yo también creo que nuestro estado de derecho es muy imperfecto. Aún más, yo creo que la Justicia no trata a todos los ciudadanos por igual.
Un ejemplo concreto; he participado en un juicio recientemente y he podido comprobar como el veredicto dictaminaba como “hechos probados” hechos que yo, testigo directo, sé que no pueden ser probados porque sencillamente no sucedieron así. Detrás de esta sentencia no había intereses ocultos, ni centralismos ni cesiones a Eta. Sencillamente la suficiencia de un juez que cree poder discernir la verdad de la mentira. La falta de dedicación de unos abogados para los que no es más que un caso rutinario. La inexistencia de grupos de poder que defiendan las posiciones ante la mirada atenta de la opinión (las opiniones) pública.

Queda mucho por mejorar.

Anexo

Tal como ha concluido el caso supongo, que aquellos que por esta causa pusieron en cuestión el “estado de derecho” correrán a rectificar. (Si es que no lo hicieron de “mala fe”, por intereses de Bando). Correrán a escribir sus artículos, o radiar sus opiniones felicitándose por la resolución. Y a disculparse por algo tan grave como haber sembrado la desconfianza en las instituciones entre la sociedad.
...estoy hecho un lío. Demasiado a menudo las opiniones de muchos tienen partes oscuras que me hacen dudar. Todo esto apesta a hipocresía...pero, al menos, yo, espero conservar la buena fe.
Espero no molestar a nadie parafraseando a un Gran Pensador de nuestra época, el Senyor Oleguer Presas.

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