jueves, abril 24, 2008

Para gustos, ...colores.

Me ha vuelto a sorprender este Sant Jordi que aún haya comentarios rechazando que haya rosas de colores tan artificiales. Criticando que las rosas del Día de la Rosa no sean "las de toda la vida".

Este argumento es el fundamento en el que se apoya el nacionalismo y el conservadurismo. Falaz, porque no es ninguna razón.

Uno puede cuestionar las rosas de colores no tradicionales, por ejemplo, porque sean peligrosas para la salud. Eso es un argumento (verdadero o falso pero un argumento). Pero que sean "las de toda la vida" no es ningún argumento.

Claro que a uno, personalmente, le pueden parecer una horterada las rosas multicolor. Pero sobre gustos, no hay disputas, y eso no es un valor universalizable, no tengo ningún derecho a imponer mis gustos sobre los demás. Que algo me guste a mí, precisamente tiene valor porque es mi gusto, y porque otra gente puede tener gustos distintos. El paso que realiza el tradicionalismo, el nacionalismo y el conservadurismo del "me gusta a mí" al "pues nos gusta a nosotros" no sólo es ilegítimo, ataca directamente a la libertad individual e impide de hecho la posibilidad del gusto. Si a todos nos ha de gustar lo mismo, nadie tiene "gusto" .

El valor de las cosas no está en que se vengan haciendo de antiguo, o en que se hayan hecho "siempre". (Qué cosa esta. Hasta la tradición más antigua tuvo una primera vez en que se realizo, y entonces era novedad, entonces no podía recurrir a la tradición para justificarse, entonces se practicó contra las tradiciones del momento).

Que algo sea tradición no es argumento ni en pro ni en contra de nada, la esclavitud era tradicional y convenimos en abolirla. Y tampoco no hay nada más tradicional que los poderosos estén en su lugar, dirigiendo y los humildes en el suyo, siendo explotados. Seguramente no hay tradición más antigua que esta.

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