De repente las banderas españolas "salen del armario" en Catalunya y ahora se habla de "guerra de banderas". Es como si entendiesen que la bandera española, su mera exposición, es una agresión. La senyera no agredía, por supuesto.
Pero hay una "guerra de banderas" (el nacionalista lo plantea todo en términos de competición, de guerra) y CiU tiene que tomar partido. Y lo toma, ya ha pedido explicaciones de porqué no se multó a los taxis que exhibieron banderas tras la victoria de la selección.
Hasta ahora para el nacionalismo las banderas eran la espontanea y libre expresión de los pueblos. Ahora resulta que no, que estas banderas no cuentan, estas banderas no subvencionadas ni promovidas por las instituciones no son espontaneas, ni son pueblo. Y es que el nacionalismo no está para recoger el sentimiento de un pueblo, como quiere hacer ver y repite sin cesar, sino para dirigirlo y moldearlo a su gusto.
Fuente El Periódico
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