Me sorprende alguna objeción que se me ha hecho sobre lo que comentaba en el último post. Lo comento porque es muy indicativo sobre lo que la “cosmovisión” nacionalista ha logrado introyectarnos a base de bombardeos ideológicos.
En concreto sobre la posibilidad de existencia de una comunidad (grupo decía yo) castellano-parlante en Catalunya. Al parecer esta comunidad no existe, pues los castellano-parlantes no vivimos formando un colectivo aparte sino fusionados en una misma sociedad con catalano-parlantes, o sea, no hay dicha comunidad sino individuos concretos que hablan castellano.
La paradoja está en que sí se habla de la comunidad “catalana” que tiene como lengua propia el catalán. pero claro, con los mismos presupuestos esta comunidad tampoco existe, pues igual de diseminados en la sociedad estamos los catano-parlantes que los castellano-parlantes.
La cuestión es entonces, por qué parece tan chocante hablar de “comunidad” castellano-parlante catalana y es tan habitual hablar de “comunidad” catalano-parlante.
El motivo es el más grave atropello (junto al de la “inmersió”) que el nacionalismo esta cometiendo contra los ciudadanos “castellano-parlantes”. Es la negación tácita de nuestra existencia. Esta negación es continua y sistemática, y como muchas veces es implícita, nos deja en la indefensión, y aún peor, a muchos nos pasa inadvertida en el día a día. Y es la más feroz arma que el nacionalismo ejercita para la limpieza cultural de Catalunya.
Esta negación es tan continuada que está, implícita en casi la totalidad de afirmaciones identitarias que se formulan hoy desde el nacionalismo. Desde luego cuando se dice que “La lengua propia de Catalunya es el catalán” (o aún peor, “de los catalanes”) o simplemente se habla de “la nostra cultura”, “la nostra identitat”, etc. Como si cultura o identidad en Catalunya sólo hubiera una (en pensamiento quizá, si que estamos cerca de que sea “único”).
Con este ejercicio, de un sólo golpe e imponiéndonos una premisa que no se pone en cuestión, se da como cierto y no expuesto a discusión que cultura y lengua catalana hay una, y el resto no somos catalanes, somos extranjeros que se han de “integrar”, es decir han de peder su identidad propia, su cultura, y disolverse en la uniformidad, acabando con la diversidad real.
En concreto sobre la posibilidad de existencia de una comunidad (grupo decía yo) castellano-parlante en Catalunya. Al parecer esta comunidad no existe, pues los castellano-parlantes no vivimos formando un colectivo aparte sino fusionados en una misma sociedad con catalano-parlantes, o sea, no hay dicha comunidad sino individuos concretos que hablan castellano.
La paradoja está en que sí se habla de la comunidad “catalana” que tiene como lengua propia el catalán. pero claro, con los mismos presupuestos esta comunidad tampoco existe, pues igual de diseminados en la sociedad estamos los catano-parlantes que los castellano-parlantes.
La cuestión es entonces, por qué parece tan chocante hablar de “comunidad” castellano-parlante catalana y es tan habitual hablar de “comunidad” catalano-parlante.
El motivo es el más grave atropello (junto al de la “inmersió”) que el nacionalismo esta cometiendo contra los ciudadanos “castellano-parlantes”. Es la negación tácita de nuestra existencia. Esta negación es continua y sistemática, y como muchas veces es implícita, nos deja en la indefensión, y aún peor, a muchos nos pasa inadvertida en el día a día. Y es la más feroz arma que el nacionalismo ejercita para la limpieza cultural de Catalunya.
Esta negación es tan continuada que está, implícita en casi la totalidad de afirmaciones identitarias que se formulan hoy desde el nacionalismo. Desde luego cuando se dice que “La lengua propia de Catalunya es el catalán” (o aún peor, “de los catalanes”) o simplemente se habla de “la nostra cultura”, “la nostra identitat”, etc. Como si cultura o identidad en Catalunya sólo hubiera una (en pensamiento quizá, si que estamos cerca de que sea “único”).
Con este ejercicio, de un sólo golpe e imponiéndonos una premisa que no se pone en cuestión, se da como cierto y no expuesto a discusión que cultura y lengua catalana hay una, y el resto no somos catalanes, somos extranjeros que se han de “integrar”, es decir han de peder su identidad propia, su cultura, y disolverse en la uniformidad, acabando con la diversidad real.
1 comentario:
Exactamente. Ese es uno de los principales objetivos nacionalistas, no expresado a las claras casi nunca. Se trata de un asimilacionismo silencioso o, por mejor decir, el asimilado debe silenciarse. Se trata de la deseada prevalencia de la parte sobre el todo; unos pocos identifican y representan a todos. En otras palabras, el nacionalismo deja fuera de la esfera de la identidad a gran parte de la población.
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