El presentador y humorista Toni Soler ha ratificado sus declaraciones donde afirmaba, justificándolo, que el castellano está siendo discriminado en Catalunya. Es un pequeño paso, aunque no sea más que una afirmación de lo evidente, que desde el nacionalismo catalán se empiece por aceptar ciertas premisas, que aunque indiscutibles suelen ser negadas con la ofuscación del intransigente.
Claro que Toni Soler no es en realidad nadie, y su trascendencia viene por pertenecer al circo mediático, que quizás no es poco. Pero es de suponer que poco a poco se vayan sumando voces nacionalistas, a esta evidencia, y deje tan en ridículo a los recalcitrantes, que acaben por aceptar lo que es manifiesto.
El siguiente paso, si de verdad llega a haber progreso, ha de ser la aceptación de otra evidencia. Que aunque en según que circunstancias sea legítima la discriminación positiva, hay discriminaciones que nunca pueden ser justificables. Es decir, algo que parece de momento inaceptable para el nacionalismo (o cuya frontera se pone más allá de lo insostenible) que hay excesos inaceptables en la discriminación, que sólo de nombre es entonces “positiva”.
Que hay discriminaciones injustificables es en realidad otra evidencia. Y muchas veces es muy fácil discernir donde está el límite de lo “justificado”. En realidad es algo tan sencillo como diferenciar entre la “discriminación positiva” y la “discriminación” a secas.
Si en un ámbito, pongamos por ejemplo la educación, el catalán es excluido total o parcialmente se pueden plantear medidas de “discriminación positiva” (naturalmente siempre respetando los derechos fundamentales de las personas, y en parte para proteger éstos). Pero si en este ámbito, por acción de esta discriminación, queda arrinconada la otra lengua, diremos que se está discriminando de nuevo(y que de hecho en este ámbito se demanda una nueva “discriminación positiva” que corrija el exceso). Es tan simple que parece absurdo recordarlo:
La discriminación positiva está legitimada para corregir desequilibrios, desigualdades o discriminaciones que se den de hecho, con el objetivo de conseguir el equilibrio, la igualdad.
El equilibrio y la igualdad y no una nueva discriminación a la inversa, compensatoria. Que es el argumento que precisamente dio Toni Soler en sus declaraciones para justificar la discriminación del castellano en Catalunya “això es fa per compensar una situació històrica inversa”. O sea, para compensar un injusticia (del pasado) cometemos una en el presente, y se realiza discriminando a personas que no hemos cometido esa injusticia (gentes que también sufrieron la dictadura, y muchas veces en condiciones sociales mucho más precarias) y lo que es peor, sobre niños nacidos mucho después de la dictadura.
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1 comentario:
Sí; es un paso cualitativo el que han dado. Ya no se trata del tacticismo de Pujol. Pero el reconocimiento que hacen de la validez de sus métodos (sin el cinismo goeblesiano que hasta ahora les ha caracterizado), lo interpreto cómo un síntoma de su derrota ideológica.
El surgimiento de Ciudadanos ha agudizado sus contradicciones: ya no pueden presentarse cómo sedicentes progresistas y como fachas a sus oponentes. Ciudadanos no se opone al nacionalismo desde el esencialismo del nacionalismo español, sino del principio básico de la ciudadanía española. Y como tal, contemplando la diversidad de dicha ciudadania, pero también la igualdad de derechos del ciudadano. Con lo que se enfrenta radicalmente a la discriminación, a la persecución a la imposición y al ninguneo que sistemáticamente practican los nacionalistas.
Al quedar esta contradicción cada vez más evidente, merced a la realidad de las cosas y a la acción política de Ciudadanos, al nacionalismo no le queda sino jugar su última baza: discriminamos porque sí, imponemos porque sí, perseguimos porque sí. Porque estamos construyendo/reconstruyendo una nación. Y esa razón les basta, lo justifica todo.
Por tanto, ya no les interesa ocultarse. Y sin perjuicio de seguir la batalla ideológica en todos sus frentes, el debate pasa cada vez más por el frente político. No van a tener piedad con Ciudadanos, les va la vida en ello. Es su principal y casi único enemigo. Esperemos que no le falte a C´s ni el temple, ni los recursos, ni las necesarias alianzas.
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