martes, abril 19, 2011

Los peligros de negar al 18%.

¡Qué gran error es el menospreciar el independentismo!. Zapatero lo hace declarando que “¿Un alto porcentaje? Bueno, en fin, cada uno valora lo que son 18 de 100. Si fuera un 40% dirían que sería impresionante y si fuera un 60%, ¿cuál sería el adjetivo? Son 18 de 100”. No deja de ser una forma de no querer ver la realidad. Es así como el independentismo ha cogido la fuerza que hoy tiene (hace unos años no eran más que algo marginal y Pujol tenía que esconder su obvio independentismo que hoy muestra con desparpajo, si quería concentrar votos) Y es así como los independentistas han cogido la confianza que les hace un colectivo tremendamente concienciado y activista.

Cerrar los ojos es una forma de autoengaño que permite crecer al independentismo, porque aunque el 18% sea una minoría, el 82% es una mayoría pasiva, silenciosa y que no responde y en la práctica diaria ese 18% existe porque es visible y ese 82% que apenas se oye (y cuando se hace oír es asociado a postura radicales o  derechistas) no existe, porque no existe lo que no tiene difusión mediática.  Es ese 18% el que configura la realidad catalana, ellos se asocian a la "voz de Catalunya" y no hay otra voz que suene como "catalana".

Y no solo es eso. Ese 18% será el que hay entre la población general, pero en el establishment el porcentaje se invierte. Y el establishment son los dueños de la opinión pública (y de las normas y leyes que se han de cumplir). Solo hay que ver como ese porcentaje minoritario es el que monopoliza la temática de las tertulias o columnas de opinión en prensa y radio catalanas. Solo hay que ver como los políticos, a escondidas o a bombo y platillo, y tanto de ERC como de SI, CiU o PSC fueron a votar (Artur Mas, Jordi Pujol, Antoni Castells, Joan Rigol, Xavier Trias, Oriol Pujol, Ricard Gomà, Jordi Carbonell, Joana Ortega, Ferran Mascarell, Andreu Mas Colell, Heribert Barrera, Boi Ruiz, Pilar Fernández Boza, Antoni Castellà, etc, etc...). Y son estas élites las que se encargan de trasmitir cuál es la "realidad catalana" y cuál no es más que la excepción que puede ser, en el fondo, un 82%, pero que puede sentirse como un "bicho raro" que, si quiere dejar de serlo, ha de "adaptarse".

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