Cuando el alcalde de Vic declaraba que la nueva normativa sólo pretendía "poner orden" no estaba más que repitiendo la estúpida consigna de los xenófobos cuando, haciendo chistes del sufrimiento, dicen aquello de "no soy racista, soy ordenado".
Pero quizás lo más significativo sean las distintas respuestas de las cúpulas de nuestros partidos políticos
Por parte de CiU, Duran i Lleida daba un respaldo total a la iniciativa de Vic o Felip Puig se mostraba igualmente contrario al empadronamiento de sin papeles. Además se insta al alcalde de Barcelona, Hereu, a tomar buena nota de lo de Vic.
Por parte del PPC, Alicia S. Camacho recuperaba el lema de Unió de "No hi cap tothom".
En ERC, para Puigcercós "durante estos últimos años, España ha sido un coladero" y por supuesto la culpa es de España, por no dejar a Catalunya gestionar la inmigración. Es de suponer que entonces no entraría nadie si no es cantando Els Segadors.
Por parte del PSC, se mantuvieron en una censurable ambigüedad, durante una semana, hasta que desde Madrid Zapatero se opuso de manera inequívoca a la medida (¡por fin!). Pero aún entonces, y aún teniendo clara la consigna, Montilla recoge el discurso de la derecha observando que había que rechazar "también el buenismo". Por supuesto, la cuestión es que aquí nadie defendía posturas buenistas, por lo que su declaración le inculpa.
A ello hay que sumar algo sobre lo que se ha pasado de puntillas. La alcaldesa de Salt (que pertenece a la ejecutiva del PSC) resulta que impone medidas parecidas.
¿Y quienes defendieron unos derechos básicos de los desfavorecidos?
El PSOE de Zapatero, justo es reconocer, y se le ha de agradecer.
Ciutadans (la ultraderecha para algunos) donde Rivera denunciaba que "Resulta vergonzoso que las mismas formaciones políticas que manipularon y utilizaron a los inmigrantes para que apoyaran las consultas independentistas, les nieguen ahora el derecho a empadronarse". Y de ello se quejaban esos mismos inmigrantes tristemente. Pensaron que cumpliendo con la idea de "integració" nacionalista (esto es, ser uniformizado cultural e identitariamente) ya habían cumplido.
UPyD (igualmente "ultrafachas") desde donde Rosa Díez señalaba como detrás de la medida de Vic se oculta un discurso "cobarde y xenófobo".
No deja de ser significativo que aquellos que nunca se cansan de hablar de "integración" sean precisamente aquellos que proponen medidas en las que la "integración" consiste en la marginación o la expulsión. Pero ya hemos dicho otras veces que aquí hay quien cuando dice "integració" quiere decir "integrismo"
Pero quizás lo más significativo sean las distintas respuestas de las cúpulas de nuestros partidos políticos
Por parte de CiU, Duran i Lleida daba un respaldo total a la iniciativa de Vic o Felip Puig se mostraba igualmente contrario al empadronamiento de sin papeles. Además se insta al alcalde de Barcelona, Hereu, a tomar buena nota de lo de Vic.
Por parte del PPC, Alicia S. Camacho recuperaba el lema de Unió de "No hi cap tothom".
En ERC, para Puigcercós "durante estos últimos años, España ha sido un coladero" y por supuesto la culpa es de España, por no dejar a Catalunya gestionar la inmigración. Es de suponer que entonces no entraría nadie si no es cantando Els Segadors.
Por parte del PSC, se mantuvieron en una censurable ambigüedad, durante una semana, hasta que desde Madrid Zapatero se opuso de manera inequívoca a la medida (¡por fin!). Pero aún entonces, y aún teniendo clara la consigna, Montilla recoge el discurso de la derecha observando que había que rechazar "también el buenismo". Por supuesto, la cuestión es que aquí nadie defendía posturas buenistas, por lo que su declaración le inculpa.
A ello hay que sumar algo sobre lo que se ha pasado de puntillas. La alcaldesa de Salt (que pertenece a la ejecutiva del PSC) resulta que impone medidas parecidas.
¿Y quienes defendieron unos derechos básicos de los desfavorecidos?
El PSOE de Zapatero, justo es reconocer, y se le ha de agradecer.
Ciutadans (la ultraderecha para algunos) donde Rivera denunciaba que "Resulta vergonzoso que las mismas formaciones políticas que manipularon y utilizaron a los inmigrantes para que apoyaran las consultas independentistas, les nieguen ahora el derecho a empadronarse". Y de ello se quejaban esos mismos inmigrantes tristemente. Pensaron que cumpliendo con la idea de "integració" nacionalista (esto es, ser uniformizado cultural e identitariamente) ya habían cumplido.
UPyD (igualmente "ultrafachas") desde donde Rosa Díez señalaba como detrás de la medida de Vic se oculta un discurso "cobarde y xenófobo".
No deja de ser significativo que aquellos que nunca se cansan de hablar de "integración" sean precisamente aquellos que proponen medidas en las que la "integración" consiste en la marginación o la expulsión. Pero ya hemos dicho otras veces que aquí hay quien cuando dice "integració" quiere decir "integrismo"
No hay comentarios:
Publicar un comentario