Se ha dicho que lo que diferencia al nacionalismo del patriotismo es que mientras el patriota es aquel que desea lo mejor para su Nación, el nacionalista es aquel que considera que "lo bueno", simplemente, es lo propio de su Nación.
Siguiendo esta lógica se podría decir que hay un nacionalismo hasta cierto punto más "civilizado" (que no ciudadano) y sólo hasta cierto punto, que se autoafirma como "tolerante" y que vendría a decir que ese "lo bueno"es sólo relativo a cada país. No es un "bueno" absoluto, sino que cada Nación, cada cultura o tradición, tiene un "bueno" que le es propio y ese es respetable y debe ser aceptado por el resto de Naciones.
Este nacionalismo es hijo ideológico del "multiculturalismo comunitarista" aunque no debería confundirse con este. A cualquier estudioso serio del multiculturalismo le haría reír considerar los diferentes nacionalismos de la Europa occidental como "culturas" en el sentido en que se usa en las tesis "multiculturalistas". Sería un abuso semejante a aquel que se comete con la tesis del relativismo lingüístico de Sapir-Whorf según la cual, lenguas diferentes suponen visiones de la realidad diferentes.
Los límites y deficiencias de esta vieja teoría han sido más que suficientemente discutidos, pero lo que conviene recordar, al hilo de lo que hablábamos, es que a los efectos de su teoría el mismo Whorf había aclarado que debíamos entender que se trataba de una misma lengua, ya no todas las lenguas romances (como el castellano y el catalán) sino el conjunto de lenguas indoeuropeas. (Los estudios de Whorf están realizados comparando la categorización del inglés con las categorías de los indios Hopi).
Yo que tengo una desconfianza natural en aquellos que se auto-denominan "patriotas" pues pienso que generalmente el "patriotismo" es la columna que suele edificar el nacionalista para esconderse detrás, y aún sin olvidar sus peligros, no puedo sino reconocer las ventajas del patriotismo así entendido -como el que quiere lo mejor para su nación- frente al nacionalismo -el que declara que lo bueno es lo propio de su nación-.
Pues lo "propio" de la Nación, siempre viene a coincidir con lo "propio" del nacionalista, en lugar de con "lo propio" de todos sus ciudadanos, de forma que se utiliza esta vulgar falacia para imponer "lo bueno" para algunos, a todos, limitando la libertad (que cuando es para todos si coincide con "lo bueno") de cada individuo a elegir que es "lo bueno" para sí mismo con total autonomía.
Siguiendo esta lógica se podría decir que hay un nacionalismo hasta cierto punto más "civilizado" (que no ciudadano) y sólo hasta cierto punto, que se autoafirma como "tolerante" y que vendría a decir que ese "lo bueno"es sólo relativo a cada país. No es un "bueno" absoluto, sino que cada Nación, cada cultura o tradición, tiene un "bueno" que le es propio y ese es respetable y debe ser aceptado por el resto de Naciones.
Este nacionalismo es hijo ideológico del "multiculturalismo comunitarista" aunque no debería confundirse con este. A cualquier estudioso serio del multiculturalismo le haría reír considerar los diferentes nacionalismos de la Europa occidental como "culturas" en el sentido en que se usa en las tesis "multiculturalistas". Sería un abuso semejante a aquel que se comete con la tesis del relativismo lingüístico de Sapir-Whorf según la cual, lenguas diferentes suponen visiones de la realidad diferentes.
Los límites y deficiencias de esta vieja teoría han sido más que suficientemente discutidos, pero lo que conviene recordar, al hilo de lo que hablábamos, es que a los efectos de su teoría el mismo Whorf había aclarado que debíamos entender que se trataba de una misma lengua, ya no todas las lenguas romances (como el castellano y el catalán) sino el conjunto de lenguas indoeuropeas. (Los estudios de Whorf están realizados comparando la categorización del inglés con las categorías de los indios Hopi).
Yo que tengo una desconfianza natural en aquellos que se auto-denominan "patriotas" pues pienso que generalmente el "patriotismo" es la columna que suele edificar el nacionalista para esconderse detrás, y aún sin olvidar sus peligros, no puedo sino reconocer las ventajas del patriotismo así entendido -como el que quiere lo mejor para su nación- frente al nacionalismo -el que declara que lo bueno es lo propio de su nación-.
Pues lo "propio" de la Nación, siempre viene a coincidir con lo "propio" del nacionalista, en lugar de con "lo propio" de todos sus ciudadanos, de forma que se utiliza esta vulgar falacia para imponer "lo bueno" para algunos, a todos, limitando la libertad (que cuando es para todos si coincide con "lo bueno") de cada individuo a elegir que es "lo bueno" para sí mismo con total autonomía.
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