Cuando el franquismo sociológico se defendía ante las exigencias de reconocimiento o derecho a la educación en catalán uno de sus argumentos es que peligraba la cohesión social, que se produciría una “fractura social” por ello.
No es extraño pues que ahora, esta llamada al miedo de Montilla, que confunde convivir manteniendo cada uno su identidad sin intentos homogeneizadores y en libertad con “fracturar la sociedad” suena como mínimo a rancio y antiguo.
La tolerancia y la democracia se basa en la capacidad de convivir respetando la diversidad, la diferencia. Y maldito el mérito que tiene la convivencia, si para asegurarla tenemos que ser todos iguales y perder la libertad.
Pero es que para colmo, tampoco se explica el porqué "peligra la cohesión" por el hecho de que haya la posibilidad de elección en la educación. Ya la hay, de hecho. Y siempre la ha habido.
Cuando se elige las asignaturas optativas o los distintos itinerarios que prevén los currículums escolares,cuando se elige el "idioma extranjero", cuando se elige entre "humanidades" o "ciencias", cuando se elige una educación en colegios "alemanes" o "franceses" (como sucede con sus hijos, sr. Montilla), cuando se elige Formación Profesional o Bachillerato, cuando se elige concertada o pública, etc...
Y aún así hay un millón de formas de estructurar la educación sin que esta conlleve separación de alumnos y no por ello se haya de discriminar a quien tiene por lengua materna el castellano.
Una estupenda por ejemplo, es la que propone Ciutadans, que conjuga libertad de elección con la no separación. En ella la elección agrupa sólo en la primera edad a los niños por su lengua, y se hace una convergencia progresiva en la que todos los niños tienen ambas lenguas como vehiculares (con un mínimo de un 30%).
Otra, en la que hay una elección previa y donde las clases se vehicula en la lengua que haya sido más elegida (considerándolas por aulas).
Otra, simplemente, acaba con la discriminación asegurando un porcentaje mínimo en cada lengua...
....todo es, mejor o peor, más aceptable que la inmersión obligatoria, en cuya defensa nuestro President parece incluso dispuesto a saltarse la separación de poderes indispensable a toda democracia.
¡Que patas más cortas tiene el discurso de la "diversidad" entre los valedores del "fet diferencial"!
No es extraño pues que ahora, esta llamada al miedo de Montilla, que confunde convivir manteniendo cada uno su identidad sin intentos homogeneizadores y en libertad con “fracturar la sociedad” suena como mínimo a rancio y antiguo.
La tolerancia y la democracia se basa en la capacidad de convivir respetando la diversidad, la diferencia. Y maldito el mérito que tiene la convivencia, si para asegurarla tenemos que ser todos iguales y perder la libertad.
Pero es que para colmo, tampoco se explica el porqué "peligra la cohesión" por el hecho de que haya la posibilidad de elección en la educación. Ya la hay, de hecho. Y siempre la ha habido.
Cuando se elige las asignaturas optativas o los distintos itinerarios que prevén los currículums escolares,cuando se elige el "idioma extranjero", cuando se elige entre "humanidades" o "ciencias", cuando se elige una educación en colegios "alemanes" o "franceses" (como sucede con sus hijos, sr. Montilla), cuando se elige Formación Profesional o Bachillerato, cuando se elige concertada o pública, etc...
Y aún así hay un millón de formas de estructurar la educación sin que esta conlleve separación de alumnos y no por ello se haya de discriminar a quien tiene por lengua materna el castellano.
Una estupenda por ejemplo, es la que propone Ciutadans, que conjuga libertad de elección con la no separación. En ella la elección agrupa sólo en la primera edad a los niños por su lengua, y se hace una convergencia progresiva en la que todos los niños tienen ambas lenguas como vehiculares (con un mínimo de un 30%).
Otra, en la que hay una elección previa y donde las clases se vehicula en la lengua que haya sido más elegida (considerándolas por aulas).
Otra, simplemente, acaba con la discriminación asegurando un porcentaje mínimo en cada lengua...
....todo es, mejor o peor, más aceptable que la inmersión obligatoria, en cuya defensa nuestro President parece incluso dispuesto a saltarse la separación de poderes indispensable a toda democracia.
¡Que patas más cortas tiene el discurso de la "diversidad" entre los valedores del "fet diferencial"!
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