viernes, noviembre 13, 2009

El "fet diferencial" de la corrupción en Catalunya. (II)

Señalábamos el otro día como la corrupción en Catalunya tiene unas características "diferenciales" impensables en ningún otro lugar democrático del mundo. Ya decíamos que era impensable que uno y el mismo caso de corrupción envolviese en España a altos cargos tanto del PP como del PSOE. (como sucede aquí con CiU y PSC).

El caso se da, porque el poder en Catalunya lo ostenta una casta (y la prueba está en que la lengua propia de los parlamentarios es el catalán en un 93% mientras entre la sociedad los es sólo de un 47%). Por ello es normal que posturas que no tienen unanimidad entre la sociedad (el 44% dice que Catalunya no es una Nación o la mayoría de la población considera que la educación tendría que ser en las dos lenguas frente a la inmersión), no sólo sean unánimes en el Parlament sino que la discrepancia está completamente criminalizada. Esa criminalización se traspasa a la sociedad a través de unos medios que son mera cadena de trasmisión de ese paradigma.

Por ello, al contrario de lo que pasa en las democracias "normales" los partidos políticos no se fiscalizan los unos a los otros en casos de corrupción, y ésta sólo se utiliza una vez descubierta (desde Madrid, o desde algún proceso judicial independiente, pero nunca desde el propio sistema). Y aún así, ese "uso" (en las "peleas de familia") es comprometedor, y se ha de andar con pies de plomo...En las democracias del mundo se dan casos de corrupción en que uno de los encausados puede amenazar con "tirar de la manta". La amenaza, por supuesto, siempre va contra gente de su propio partido (que les dan de lado una vez descubierto el pastel). Pero aquí no, aquí, caso único en el mundo, como todos en el fondo forman parte de un mismo partido, las amenazas van contra el resto de partidos. Así Agustí Colomines, el Presidente de la Fundación Trias Fargas (de Convergència) tras destaparse la financiación por parte de Millet, declara: "Si nos van presionando, al final lo contaremos todo. Extenderemos las sospechas por todas partes y meteremos el sistema en crisis y esto será Italia". Por supuesto, en seguida sale Artur Mas por TV3 a matizar "seguramente el señor Colomines tenía sus razones para decir lo que dijo, pero se pasó un poco de frenada." Y a continuación Colomines se desdice afirmando que "no amenazó a nadie". Las aguas del Oasis vuelven a su calma.

Al descubrirse que Àngel Colom recibió 72.000€ al pasarse a CiU para pagar las deudas de su Partit per la Independència, Colom declaraba; "Hay gente en Catalunya que quiere poner fin al catalanismo, gente interesada en ensuciar a todo el mundo, sea la burguesía, sean mecenas, sean dirigentes o luchadores del catalanismo. (...)Si los socialistas quieren, porque de ahí viene el ataque, matarme políticamente, que hagan cola." y se refirió al PSC como "esos que están pringando a gente para sacarse la mierda que llevan en su propio zapato". Pero al día siguiente (y tras una conversación entre Oriol Pujol e Iceta) Convergència desautoriza esas declaraciones de Colom, eso sí, sin tomar ninguna medida contra él y declarándolo "victima" del caso. Vuelve la calma al Oasis.

Pero eso no era nada. El mismísimo Jordi Pujol se descuelga con la amenaza, al resto de partidos de tirar de la manta; "si entramos aquí nos haremos mucho daño, porque yo tendré una respuesta fácil. Yo también le podría decir: 'estos dieron tanto a tanto, este dió tanto a tanto..'(...) todos haríamos un poco de hedor". "No entremos, pero, ei! si hace falta entrar, entraremos, yo me parece que no tengo que entrar, pero si tengo que entrar personalmente, entraré". Posteriormente matizaría que "se expresó mal" (aunque bien claro que fue), tras lo que Artur Mas apostilla "Creo que se equivocó al decirlo así". Volvía la calma al Oasis.Pero todo esto viene de lejos ¿no nos suena ya? ¿recuerdan como se desarrolló el caso del 3 per cent? Exactamente siguiendo el mismo esquema. Aquí los diferentes partidos políticos se comportan entre ellos de la misma forma en que lo hacen en un único partido internamente. Las rencillas que salen a la luz, siempre tapadas con un posterior "aquí no pasa nada" son idénticas a las que vemos, por ejemplo, en la lucha de pode dentro del PP entre Rajoy, Gallardón y Aguirre.

Dejo para más adelante la exposición de las relaciones entre los "400" que decía Millet, el cómo unas familias ya poderosas antes de la llegada del franquismo, y que mantienen su poder durante este, se reparten entre el espectro político catalán durante la transición, para seguir monopolizando el destino de Catalunya (ahora ya con un control más absoluto y un freno desde Madrid mucho más ligero).


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